miércoles, 8 de diciembre de 2010





A tiro de piedra de Bullas, sobre los campos del Cagitán, se halla la hacienda de Los Cantos, fisiográficamente asociada a la cuenca del río Mula que formó parte del proceso de colonización romana de la comarca del Noroeste. Su hallazgo se debe al Vicario de Caravaca, quien en el siglo XIX efectuó excavaciones parciales y comunicó la existencia de restos de un conjunto termal y un mosaico.

Bullas, hermoso preludio de un noroeste que luce las más altas cresterías de la Región, el paso de los siglos no le ha modificado su fisonomía: casas de labor diseminadas por el campo y atendidas por los últimos labradores que se nutren de su propia cosecha.

Sobre las mismas colinas que guardan los vestigios de la dominación romana hoy se espiga el almendro, la olivera y la vid. Aquí la altura permite que la mirada se detenga en la luz cegadora de sus campos, en las arboledas que lamen el Arroyo del Chaparral o en el pálido verdor de los viñedos.

1 comentario:

  1. Bonita descripción de aquella zona.
    Un apunte, te ha faltado el título del artículo.
    Un abrazo primo.

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